Se describe, a nivel de las subregiones, el comportamiento climático durante la campaña triguera 2019-2020. La descripción de los comportamientos permiten al lector tener una clara idea de cuál fue la evolución en cada subregión, siendo que las consideraciones agronómicas son descriptas en otro apartado de esta publicación.
La campaña 2019/2020 resulto ser la siembra más importante: se sembró un 22% más que la campaña 2018/2019. La región núcleo terminó aportando el 35% del total de trigo argentino al obtener el mayor volumen de la historia triguera de la región.
Se sembraron 1,8 M de ha y para hacer el estudio de área se usó la herramienta Google Earth Engine, una plataforma on line de código abierto de visualización y procesamiento de imágenes satelitales. Se utilizaron 4.000 puntos georreferenciados. La clasificación se hizo mediante un script extrayendo imágenes del satélite Sentinel-2.
A finales de julio del 2019, en Pergamino los ingenieros comentaban que el trigo estaba siendo un fenómeno. "Muchos productores que no hacían trigo este año pasaron a sembrar un 30% de sus campos, y los que sí venían haciéndolo también sembraron más", afirmaban. Y los satélites lo confirmaron. Los rindes de toda la región fueron muy parejos, rondaron los 40 qq/ha. Los efectos de la gran apuesta triguera es evidente, el paquete tecnológico de alta producción fue la clave fundamental para obtener estos rindes con un otoño y primavera casi sin lluvias.
La campaña comenzó con buenas lluvias en otoño, lo que permitió sembrar sin limitaciones 1,8 M de ha. Esto fue muy importante, porque el trimestre frío dejó más de 100 días sin lluvias importantes en la región.
Tras un agosto deficitario de agua y con un mes de setiembre de pocas lluvias en el centro este del país, solo cayeron entre 10 y 50 mm, el trigo cumplía sus etapas de macollaje, encañazón y espigazón. Septiembre parecía imponerle una abrupta caída a los rindes por la falta de agua en floración. Pero la recuperación de las lluvias llegó tras la tercera semana de octubre. Esto permitió contar con el agua necesaria para detener la caída.
Setiembre volvió a manifestar un patrón seco que dominó gran parte del oeste, norte y centro de la región pampeana. Noviembre siguió con faltante de agua a pesar de algunas lluvias en los primeros días.
En Diciembre, ya cerrando la primavera, las lluvias quedaron muy por debajo de los promedios históricos. El este cordobés y el sur de Santa Fe fueron los que recibieron los menores milimetrajes. El último de los eventos de diciembre, el que siguió a las lluvias de reyes, a inicios de enero, afirmó la recuperación hídrica de la región pampeana, con el 100% de la cosecha finalizada.
El trigo sorprendió al final con mejores rindes, logrando una gran campaña marcada por la escasez de agua durante el desarrollo de su ciclo. También se desatacaron las intensas heladas del invierno pero que no provocaron mayores problemas. Si hubo problemas por granizo que causó pérdidas inéditas: de las casi 120 mil ha perdidas en la región, más de 100 mil se perdieron por lo enormes destrozos que causaron los sucesivos eventos.
Se describe a continuación el comportamiento climático durante la campaña triguera 2019-2020. Los mapas de agua disponible en el suelo se generaron a partir de información del satélite Soil Moisture Active Passive (SMAP); que mide la humedad en los primeros centímetros del suelo mediante un radar de banda L que lleva a bordo y es capaz de estimar hasta 1 metro de profundidad mediante el modelo de Palmer modificado de humedad del suelo.
Descripción climática.
Al analizar las temperaturas del océano Pacífico ecuatorial se puede confirmar, que el año 2019, comenzó con una fase cálida; coincidiendo con las características de un evento “El Niño”. Las precipitaciones durante los primeros meses del año estuvieron por encima de lo normal en gran parte de Córdoba, favoreciendo la recarga de agua útil en el perfil del suelo al momento de comenzar la siembra de los cultivos invernales para el mes de mayo.
Para el trimestre junio/julio/agosto los departamentos del norte de Córdoba, registraron acumulados de lluvia superiores a la normal, en otras zonas se observó un comportamiento cercano al promedio histórico. Agosto, fue el mes más seco, donde los registros de precipitaciones fueron de 0 mm en el 70% de las estaciones según la red de estaciones meteorológicas de la Bolsa de Cereales de Córdoba y tan solo el 30% registro entre 1 y 4 mm.
Las temperaturas medias en el trimestre de junio/julio/agosto estuvieron dentro de los valores normales. Sin embargo, en el mes de agosto el trigo se encontraba atravesando su etapa de macollaje y encañazón, y se registraron algunas heladas meteorológicas (temperaturas mínimas absolutas menores a 0º C) que provocaron sintomatologías de quemado en punta de hojas.
El trimestre septiembre/octubre/noviembre registro un marcado déficit hídrico. Por lo tanto, los cultivos invernales desarrollaron su periodo crítico con reservas hídricas no optimas de forma generalizada. Desde el punto de vista térmico las temperaturas medias de septiembre y octubre estuvieron dentro de valores normales, y no se evidenciaron heladas tardías.
La situación hídrica en general no fue del todo desfavorable para el desarrollo del trigo en la provincia de Córdoba; debido en parte a que se dispuso de buen contenido de agua en el suelo al momento de la siembra y no fue una campaña que se caracterizó por el estrés térmico generalizado, ya que las temperaturas estuvieron dentro de lo normal en gran parte del ciclo del cultivo. Las condiciones climáticas en la ventana de cosecha permitieron realizar la labor a buen ritmo, y para finales del mes de noviembre ya se estaban terminando de trillar los últimos lotes con trigo.